Mucho tiempo quise andar en bici, había dos de ellas en casa de mi mamá, pero necesitaban ser reparadas, ambas tenían algún que otro desafío mecánico :). Dude durante semanas en reparar una y empezar la travesía de subirme a ella y quemar calorías, aunque la verdad ni me imaginaba todo lo que quemaría, no solo calorías.
Me decidí, repare ambas para asegurar la utilización de este medio de transporte que me llevaría a descubrir un nuevo e interesante camino.
Llegó el día de subirme a la bici, aún sin contar con todos los implementos de seguridad me animé (como la mayoría de las veces), empecé a pedalear, era tan distinto a estar en el volante del Vitz azul, sobre todo por lo cansadas que estaban mis piernas al pasar la segunda cuadra, uufff que cansancio por favor (meo de risa) sin embargo estas dos ruedas me daban algo que otro vehículo no, otra forma de ver lo que sucedía cerca mío, como pasaba más lento por las calles, veía cómo regaban las plantas en una casa, el esfuerzo que hacía el propietario de la gomería para parchar una cubierta, la cantidad de personas que llegaban hasta la funeraria, como se estiraban los niños de la mano de un papá que les sujetaba con alegría mientras ellos jugaban alrededor suyo al caminar, el olor taaan característico de una panadería en las cercanías y el sol, el sol que irradia tantos rayos llenos de energía, llenos de vida.
Esa energía que mi cuerpo necesitaba, esa energía que mis ojos necesitaban, esa energía que mi mente llena de enredos y desafíos personales necesitaba. Sí, como soy una persona hiperactiva, hay momentos en que me agoto (a Dios gracias ocurre con poca frecuencia) pero era el tiempo en que mis baterías estaban bajas y necesitaba esa energía del sol, del aire, de la naturaleza que fue hecha para mí y para todo aquel que desee disfrutarla.
¿Personas positivas, personas con ideas, personas que bYa luego de unos 2 km la sequedad en mi garganta cobraba fuerza y el cansancio se apoderaba de mí, pare, me quede a reposar a un costado del asfalto y otra vez pensando en un sin fin de detalles, observaba cómo? en mi vida también me cansaba, la sequedad de la rutina y el cansancio de hacer un poco de todo, y mucho de nada se convertían en cansancio diario, entonces mi vida era como andar en una bicicleta.
Hice algunos ejercicios de respiración que aprendí hace un tiempo con una coach fabulosa, descanse por unos 15 minutos, me acomode nuevamente, miré hacia adelante y volví a pedalear, sabiendo que luego de otro tramo volvería a parar, descansar, tomar un poco de agua y a continuar, entonces
entendí que a lo largo de este corto tiempo de mi vida (siempre la paradoja), también lo hice de esa manera, cuando me agotaba, ponía el stop, descansaba, cobraba fuerzas y volvía a empezar, sin embargo, algo faltaba en esos momentos, faltaba este instante que estoy teniendo ahora, el análisis, la reflexión, el comparativo para saber cómo seguir o qué dejar de hacer cuando estoy cansada o agotada, este momento que tengo ahora era lo que faltaba, una mirada comparativa de mi caminar por la vida con subir a una bicicleta, ahora entiendo que no es malo parar a descansar y reparar fuerzas, ahora entiendo que es necesario hacerlo para seguir, sobre todo si queremos ponerle color y alegría a todo lo que nos aventuramos.
Hoy pienso, ¡es mejor recobrar fuerzas a que dejemos de pedalear la bicicleta de la vida!
Cyra Aguilera – Febrero/2020